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Sunday, September 4, 2011

¡Aparentamos lo que no Somos!

Esta mañana asistí junto con mi hermana, Vicky a la misma dominical en la iglesia Corpus Christi en San Francisco y me gustó mucho el tema del que se hablo porque es algo con lo cual podemos sentirnos identificados. El padre nos habló a los presentes sobre no dejar morir al niño que llevamos dentro para así poder vivir en amor, esperanza y humildad que tanto necesitamos en un mundo lleno de apariencias.

Y es que desafortunadamente vivimos en un mundo en el que es más importante aparentar lo que no somos que a dar a conocer lo que realmente somos; lo que nos identifica como seres humanos. Durante el sermón--como se conoce comúnmente-- el padre enfatizó la transparencia que posee un niño. Ese niño que no le importa lo que piensan los demás, que no está al pendiente de comprar zapatos de marca y que tampoco le interesa si anda el mejor reloj. El padre añadió que para un niño lo más imporante es "comer y dormir" lo cual nos causó risa a todos porque es cierto.

Mientras escuchaba las palabras del padre, también observaba a dos niñas de aproximadamente tres años de edad que estaban a la par mía. Al igual que mucha gente, mi hermana y yo estabamos de pie porque llegamos un poco tarde y ya no habían asientos disponibles. Las dos niñas estaban brincando, riéndose, bailando y hablando sobre que querían ir a comer helado después de la misa. Hablaban como si estuvieran ellas solas, como si todos los presentes eran invisibles. Y eso era exactamente a lo que se estaba refiriendo el padre--que los niños se sienten libres y no les importan las apariencias. Era tan asombroso ver como esas dos niñas, al igual que otros niños presentes en la misa, reflejaban cada palabra que el padre decía.

Pero, ¿cómo sentirse libre en una sociedad donde el aspecto, por ejemplo, es tan importante para muchos? Lamentablemente existe tanta presión por ser lo que no somos que pareciera como si ofendieramos a los demás al mostrarnos al mundo tal cual somos. Y eso se transmite en nosotros mismos porque llegamos al punto de no aceptarnos, a querer ser diferentes. Por ejemplo, si tenemos el pelo liso lo queremos rizado y viceversa. En fin, no apreciamos nuestras propias virtudes por fijarnos en las de los demás. Tenemos que ser perfectos ante la sociedad porque si no, sentimos que el mundo se nos va a venir encima.

Y como dijo el padre, si al menos aprendieramos a aceptarnos como somos y a disfrutarnos como tal, nos ahorraríamos tantos problemas y sufrimientos. Así que seamos quienes somos y sintámonos bien con nosotros mismos. Dejemos salir a ese niño que llevamos dentro--talvez así logremos que en este mundo reine más el amor y la humildad, que la apariencia.